Cubrir «la realidad» en Cataluña se ha convertido «en un deporte de riesgo» este 2019 porque allí los periodistas se han transformado en personas «molestas» que deben ser acosadas en la calle, ha denunciado este martes Reporteros sin Fronteras (RSF). Así lo ha afirmado el presidente de la sección española de la organización, Alfonso Armada, en la presentación mundial del Informe Anual 2019 de la organización que, no obstante, sitúa España en el puesto número 29 en libertad de prensa, dos por encima del año pasado, cuando ocupó el 31 de 180.
La «primera impresión» que puede dar ese informe es que este año «las cosas se han hecho mejor» porque ha sido el año menos mortal para la profesión desde 2003: el número de periodistas asesinados ha descendido un 44 % al pasar de los 87 del año pasado a los 49 de este.
Sin embargo, este descenso tiene una doble explicación: hay menos enviados especiales y corresponsales a zonas de conflicto y los propios profesionales «se han vuelto más cautelosos» a la hora de cubrirlos.
México es el país del mundo más mortífero para los trabajadores de la información, con 10 asesinados, los mismos que en Siria, salvo que en este caso continúa la guerra que estalló hace más de ocho años. Latinoamérica es así la zona más peligrosa para la prensa, con un total de 14 crímenes mortales (otros dos en Honduras, uno en Colombia y un último en Haití).
Por el contrario, han aumentado los periodistas encarcelados y son 389 los que están «entre rejas a causa de su labor informativa»; China es la «mayor cárcel» de comunicadores con 120 presos, seguida de Egipto (34), Arabia Saudí (32), Siria (26), Turquía y Vietnam (ambos con 25).
Otros 57 periodistas fueron secuestrados, más de la mitad en Siria (30); en Yemen hay otros 15, en Irak 11 y en Ucrania 1.
España no registra ningún caso, aunque aquí «la libertad de prensa está en serio peligro», ha alertado el presidente de la de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Nemesio Rodríguez.
Y es Vox, ha dicho, el «riesgo principal». «Es la primera vez que un partido parlamentario se dedica a atacar a la prensa y a los periodistas con vetos y censuras», ha criticado Rodríguez para avisar que al final la estrategia del «modelo Trump» es la que está funcionando al ver a estos profesionales como el enemigo «a destruir».
A la libertad de prensa tampoco ayudan las ruedas de prensa sin preguntas o con un máximo de dos, que «siguen siendo la anomalía democrática» y una «costumbre» que solo se parará por iniciativa de los directores y redactores jefe de los medios.
Ni la violencia desatada contra estos trabajadores en Cataluña, ya sean de fuera de esta comunidad o de allí, cubriendo la información para medios nacionales, a los que se les llama «terroristas informativos».
En este sentido, Armada ha afeado que los periodistas sean alguien «molesto que debe ser acosado en la calle». «Cubrir la realidad en Cataluña se ha convertido en un deporte de riesgo, y no hablemos de Francia con los chalecos amarillos», ha condenado el presidente de RSF en España.
Como ejemplo de ello, la reportera de Telecinco Laila Jiménez, que fue increpada y zarandeada durante la cobertura de la manifestación independentista del pasado 1 de octubre, ha criticado que los periodistas hayan pasado a ser profesionales «irrelevantes».
«Nadie piensa en que gritarte a escasos dos palmos de tu cara sea una agresión», ha afirmado Jiménez, quien ha explicado que el ataque que sufrió aquel día fue más visible, pero que ya es «una constante» que grupos de personas dificulten su trabajo cuando tiene que ir a una manifestación.
De hecho, la reportera va siempre con un casco y un chaleco. «El problema de todo es que se está polarizando: o están muy a favor de ti o la gente que no piensa como tú cree que te ha pasado lo que te tenía que pasar».
También es «bastante habitual» que le digan «Vete a tu país», para lo que ella, catalana, solo «tendría que coger el metro». Aquel día, cuando se lo aclaró a una mujer que la increpó, recibió como respuesta: «Si eres de aquí, no has debido de nacer bien».
Y ante una sentencia así, «es muy difícil dar una respuesta profesional», ha lamentado Jiménez. EFE