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El mito de Informe Semanal a sus 50 años: «Oyes la sintonía y sabes que es el programa»

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Guillermo Martínez - Elconfidencial.com - 17/02/2023

Informe Semanal (IS) cumple 50 años este mes de marzo. No ha sido una travesía fácil, pero sí bonita de recordar. Medio siglo después, el programa decano de la información televisiva española sigue intentando respetar el espíritu con el que nació, aunque cada vez resulta más complicado.

Nadie sabía lo que le quedaba a Franco en el poder, pero eso no fue óbice para que algunos iluminados pusieran en marcha ese programa que, de pronto, cosecharía audiencias de millones de personas y que tocaría con los dedos la tan ansiado libertad de prensa. Corría el año 1973, eran de TVE y no existía otro canal televisivo. Escuela de periodismo de puertas para dentro, referente de la información nacional e internacional de puertas para fuera, el programa más longevo de la televisión española, Informe Semanal (IS) cumple 50 años este mes de marzo. No ha sido una travesía fácil, pero sí bonita de recordar. Pronto, la calidad periodística se hizo marca propia de los contenidos. Era la primera vez que se pasaba de la noticia al reportaje, ese tipo de pieza periodística para el que nadie sentado frente al televisor estaba educado.

Rosa María Calaf en la isla de Ellis (NYC) antes de su restauración en 1984. (Cedida)
Rosa María Calaf en la isla de Ellis (NYC) antes de su restauración en 1984. (Cedida)

Pronto se notó el cuidado de la imagen, casi cinematográfica gracias a la innovación que aportaron los realizadores del programa; también su éxito, pues allá por donde iban sus reporteros no necesitaban mayor explicación que decir que eran de IS. Todo ello se debe al tiempo que cada equipo tenía para preparar su información, muy alejado de las rutinas actuales en el mundo periodístico, aunque una cosa no haya cambiado: los intentos de injerencia política, la censura. Eran la vanguardia, y las mujeres suponían mayoría en la redacción, como no ocurría en los puestos directivos. Medio siglo da para mucho, tanto como para que la actual reina de España, Letizia Ortiz, presentara el programa durante un tiempo allá por el año 2000.

Calaf, en Irán a finales de los setenta. (RTVE)
Calaf, en Irán a finales de los setenta. (RTVE)

Rosa María Calaf es una de las caras más reconocidas de la televisión en España. Ella, como no podía ser de otra forma, también engrosó la lista de jóvenes reporteros, ávidos de historias y enfoques novedosos, que llegaron a IS con ganas de intentar hacer algo nuevo, llamativo. A sus 77 años todavía recuerda aquella experiencia que, en su caso, comenzó a finales de la década de los 70: «Yo ya había visto cómo era el 60 Minutes en Estados Unidos, de la CBS, una fórmula que tenía un éxito enorme allí. La replicamos en España e IS terminó siendo un programa que claramente contribuyó de forma clave en el periodismo televisivo».

El programa llegó a ser sinónimo de sábado por la noche para varias generaciones. «Yo ya había hecho internacional, que es lo que siempre me ha apasionado, pero siempre desde un punto de vista sociológico, cultural. Cuando llegué a IS me encontré con otra forma de trabajar, donde la calidad del reportaje y su realización se cuidaba mucho, cautivaba a la audiencia en un tiempo en el que el público no estaba acostumbrado a este tipo de trabajos periodísticos en profundidad», agrega la reportera.

Calaf también encontró el espacio perfecto en IS para tocar aquellos temas suspicaces de crear controversia en un tiempo en el que las libertades, como las sexuales, no estaban tan asentadas. «Yo hice el primer reportaje que existe, así largo, sobre homosexualidad, en 1981, ya después de la Transición. Algunas veces reponen algunos de los comentarios que filmamos porque son opiniones ahora absolutamente sorprendentes», dice. En el poso de su memoria queda la entrevista a la mano derecha del ayatola Jomeini en ese mítico reportaje Irán por dentro, grabado en el Irán revolucionario, apenas dos años después de la llegada al poder de los islamistas.

"Hice el primer reportaje que existe, así largo, sobre homosexualidad, en 1981"

Su paso por el programa decano de la televisión española duró hasta 1982, cuando la Generalitat de Cataluña la reclamó para montar lo que sería la televisión pública regional. Nunca olvidará, dice, su último reportaje para IS: «Tenía que haber llegado a Barcelona en ese verano, pero llegué en septiembre porque estaba cubriendo el conflicto del Líbano y la expulsión de los palestinos, y eso era mucho más prioritario». Calaf, como tantos otros reporteros del programa, no se olvida de la importancia que en IS tenía el equipo técnico que los acompañaba.

Miguel Ángel Viñas es una de esas caras no tan visibles de IS pero que siempre estuvo detrás del mismo, y al que todos reconocen haber dado al programa esa pátina de creatividad en su realización, que es a lo que se dedicó durante 20 años. Este joven, que entró en TVE de becario y que ahora tiene 65 años, fue la persona que aportó una nueva mirada a la imagen televisiva: «Hacíamos un tratamiento más personalizado, estético, no tan meramente informativo. Desde que era pequeño veía IS y ya me parecía innovador, así que siempre quise trabajar ahí», en sus propios términos.

Gran conocedor de los entresijos de ese programa que cosechaba altas audiencias, no le pasa desadvertida la injerencia que la política siempre intentó tener sobre IS. «Dependía mucho del director, unos eran más influenciables que otros. Uno de los momentos donde más se notó esa injerencia fue con María Antonia Iglesias de directora —entre marzo de 1989 y marzo de 1990— que era muy cercana al PSOE y estaba bastante pendiente de los guiones», recalca el realizador.

Uno de los momentos que no se le borra de la cabeza fue la jornada fatídica del 11 de marzo de 2004, cuando el yihadismo atentó en Madrid. «Llegamos aquel día a la redacción y ya conocíamos el atentado, pero la dirección no se atrevía a poner en marcha a los equipos, así que nos distribuimos nosotros mismos», relata. Fueron al almacén de cámaras y se desplazaron al lugar de los hechos. «Aquello no tuvo consecuencias, salió todo bien», apunta.

Lo que pronto se conocería como el 11-M también le marcó a Óscar González, quien fue redactor de IS durante 16 años desde finales de los 80 para, décadas después, convertirse en el director del programa durante tres años, hasta septiembre del 2022. «Ese día yo me planté. Empezamos a preparar el reportaje con los datos que había, como siempre, y oficialmente había sido ETA. Recuerdo que Manuel Artero, que estuvo en Atocha, llegó ya ese mismo día diciendo que los policías comentaban que habían sido los moros«, explica.

Aquello, por el momento, no se sostenía demasiado. Tan solo era un comentario escuchado a dos agentes de Policía. Pronto salió la BBC advirtiendo de la reclamación que los islamistas estaban haciendo del atentado. «Ya no eran rumores, así que en el guion preparé la versión oficial pero también que otras fuentes apuntaban en otra dirección, y me dijeron que solo se podía decir que había sido ETA. Ahí es cuando me planté, porque no podemos ocultar otras versiones de fuentes fidedignas«, añade. Todo aquello pasó tarde, un sábado por la mañana, cuando la emisión se realizaría por la noche. «Baltasar Magro [director de IS en aquel momento y que ya lo había sido del 88 al 89] fue a hablar con Alfredo Urdaci [director de los Servicios Informativos de TVE desde el 2000], y decían que solo saldría Acebes diciendo que era ETA. Pensaba que me iban a despedir, pero solo pedía que también apareciera la otra versión», incide González.

Pensaba que me iban a despedir, pero solo pedía que también apareciera la otra versión

Una vez que Acebes informó de que se habían encontrado los teléfonos móviles en la mochila que no llegó a explotar y que fueron vendidos en Lavapiés, la cosa cambió, así que González retomó el reportaje por donde lo había dejado. Al final, ese IS se emitió a casi última hora de la jornada de reflexión antes de aquel 14 de marzo en el que José Luis Rodríguez Zapatero se hizo con la mayoría absoluta. «Una vez, alguien me dijo que Urdaci le había comentado que cada vez que salía la palabra yihadismo empezaban a sonar los teléfonos, así que debió recibir muchas presiones. Yo creo que tendría que haber aguantado más», sostiene el antiguo director de IS.

«Tú estás en la cocina y oyes la sintonía del programa y sabes que es Informe Semanal. Eso es impagable«, sentencia el mismo González. Impagable también fue la experiencia que la reportera Rosa María Artal tuvo en el programa decano de la información televisiva. Ella entró en 1983 y recuerda aquello como la etapa más intensa de su vida profesional, aunque estuvo en dos periodos. «En la primera etapa estuve bastante tiempo, hasta que hice una pieza sobre el Tratado de Maastricht que me censuró un señor de izquierdas que en ese momento estaba de director [Fernando López Agudín] y me pasaron al telediario internacional», subraya la veterana periodista, y apunta: «Me pasó un par de veces, que no les gustó el reportaje y como que te arrinconaban, pero no era la tónica».

Volvió, precisamente, en 2004, y estuvo en IS hasta el ERE de TVE en 2009. «IS es una oportunidad única de ser testigo directo de la historia y poder contarla», dice Artal. La experiencia le avala. Ella fue la única periodista internacional, junto al equipo técnico que le acompañaba, que estuvo en el lugar exacto a la hora exacta para cubrir la caída del Muro de Berlín, en 1989. «Llegamos la noche anterior y durante todo el día vimos lo que se cocía por la ciudad. Ahora parece que te sientas delante de un ordenador y se escriben las noticias nutriéndose de las de otros. No hay nada como el contacto directo y ver las cosas con tus propios ojos, a ser posible limpios, y contar lo que sucede, pero para eso se necesitan recursos», se explaya la propia Artal.

«Aquello era frenético, efervescente. Teníamos una reunión de temas el lunes y nos íbamos con el equipo a donde hiciera falta a hacer el reportaje, que el sábado se emitía. Para mí era ideal, porque había visto cómo Calaf y Carmen Sarmiento pudieron ir más allá, llegar a donde nadie llegaba, y yo también quería hacerlo», desarrolla la reportera, ahora opinadora en eldiario.es.

Anna Bosch es otra de las reporteras que pasó por IS durante unos años. Esta especialista en información internacional, ahora corresponsal senior para TVE, estuvo en el programa desde el año 2000 hasta el 2004. El director, por aquel entonces, era el ya mencionado Baltasar Magro y el director de informativos, Urdaci, el mismo presentador que dijo frente a las cámaras «Ce ce o o» en lugar de Comisiones Obreras, después de que una sentencia judicial de la Audiencia Nacional le obligara rectificar sobre el tratamiento informativo que había dado a la huelga general de junio de 2002. «Si me preguntas por IS, lo primero que te puedo decir es que fue el mayor intento de hacer periodismo informativo normalizado en un estado de circunstancias que no eran las normales en cuanto a libertad de información y prensa, porque hay que recordar que empezó durante la dictadura», dice.

Por su cabeza sobrevuelan algunos recuerdos que, aunque no vividos en primera persona, sí hicieron tambalearse un poco a Torrespaña. «Me acuerdo de polémicas políticas gordas, como el famoso reportaje sobre Yoyes, la disidente de ETA. Y otro ya en los primeros 90 sobre la corrupción de Carlos Andrés Pérez, que era uno de los grandes amigos de Felipe González, todavía presidente de España, y por el que hubo intentos de censura, pero al final salió», rememora esta periodista. Pero no solo durante esta etapa del programa, dice Bosch: «La injerencia que tuvo Urdaci y José Antonio Sánchez [director general de RTVE del 2002 al 2004] con la crisis del chapapote, la guerra de Irak o los atentados del 11-M también es de sobra conocida». Urdaci, sin ir más lejos, fue premiado por Manuel Fraga en reconocimiento a la cobertura que TVE realizó del Prestige.

IS, por otra parte, era ese programa capaz de generar debate social, polémica, discusión. Y eso a pesar de lo que se llegó a vivir de puertas para dentro en la redacción. «Con Sánchez como presidente de RTVE [de 2004 a 2008] y Rajoy como presidente del Gobierno llegaron los viernes negros a TVE, con muchísimas denuncias por parte del consejo de informativos», en palabras de Bosch. Con todo y con ello, el espíritu propio de los reporteros de IS era evitar, por todos los medios, la autocensura. «Que me censuran, bueno, lo tendré que luchar, pero que me censuren otros. Lo que también puedo decir que con Urdaci como jefe de informativos en IS hicimos el primer reportaje a nivel nacional sobre la exhumación de fosas comunes, cuando la Asociación de la Memoria Histórica ni siquiera estaba reconocida como entidad oficial», se explaya la reportera.

"Que me censuran, bueno, lo tendré que luchar, pero que me censuren otros"

Bosch es la autora de grandes reportajes para IS. Uno de ellos fue El enigma Putin. «Nadie sabía quién era Putin, y me estremece porque lo he vuelto a ver en el archivo y hay muchísimas cosas de actualidad», apunta la autora de la pieza. «Esos eran los IS buenos, los hechos sobre el terreno, que dejaban un poso de reflexión en torno a dilemas desconocidos en la audiencia. Simplemente, hacer periodismo», concluye Bosch.

Y eso es lo que quiere seguir haciendo José Carlos Gallardo, actual director de IS desde finales del verano del año pasado, sucesor de Óscar González. «Siendo corresponsal de TVE en el cono sur latinoamericano y en Rusia sí que hice algún IS. Por ejemplo, desde Argentina el aniversario de la guerra de las Malvinas o la exhumación de Allende; y en Chile, el terremoto y los mineros atrapados», ilustra el periodista. Ahora, Gallardo también es el director de informativos no diarios de TVE, cargo que ocupa desde hace tres años.

Bosch y el equipo de Informe Semanal en La Higuera (Bolivia) para un capítulo sobre el Che, 2003. (Cedida)
Bosch y el equipo de Informe Semanal en La Higuera (Bolivia) para un capítulo sobre el Che, 2003. (Cedida)

«La clase política no se fía ni de sí misma. Cuando acudes a ella, sí detecto que hay una mayor dificultad para acceder, y en muchas historias necesitamos que los políticos hablen, porque son nuestros representantes», remarca el mismo Gallardo. En otras historias, en cambio, no son necesarios, pero sí quiere aparecer el político de turno. «No es normal que suceda, pero me han llamado alguna vez desde algún ministerio tras la emisión de un programa. A veces te trasladan cómo han visto un tema que les atañe y otras, directamente, te dicen que no les ha gustado el tratamiento«, aclara el director actual de IS, quien agrega que esto es algo que puede pasar con políticos, empresas y diferentes asociaciones.

Después de medio siglo en pantalla, Gallardo se sorprende del tirón que sigue teniendo IS: «Mira que la televisión lineal ha perdido audiencia, pero IS se mantiene por encima de la media de La 1. Hemos comprobado que existe una audiencia fiel al programa, que siempre se ha emitido los sábados por la noche, casi siempre a la misma hora. Y eso es lo sorprendente en esta época de vaivén», desarrolla Gallardo.

Calaf con Obiang en 1982. (RTVE)
Calaf con Obiang en 1982. (RTVE)

Según el director de IS, el mayor reto al que se enfrentan ahora en el programa es el reemplazo de veteranos profesionales con gran bagaje a sus espaldas. «Hablamos de un programa de prestigio que ha tenido grandes nombres del periodismo trabajando dentro y en los últimos años hemos tenido muchas jubilaciones, tanto de redactores como realizadores», explica Gallardo, quien antes de preguntarse si IS llegará al siglo de emisión se preguntaría si, dentro de 50 años, existirá la televisión tal y como la conocemos ahora.

«El gran riesgo que hay, y no solo para IS, es el tremendo dilema en el que estamos, en el que la tecnología pasa por delante del contenido. Es decir, ahora podemos hacer las cosas mucho más rápido, pero no por eso podemos sacrificar la calidad, el compromiso con el veracidad, la independencia y el respeto a los hechos y la claridad y precisión del lenguaje», concluye una Calaf que, asimismo, se advierte sobre el peligro de la nostalgia: «No es que antes estuviera todo bien, ni mucho menos, pero ahora sí es cierto que se invierte mucho más en mal periodismo«.

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